Como pistas de un crimen perfecto
Que se develan con el sol naciente;
Se dejan ver tu sonrisa perfecta,
Tu cuerpo magistral, y tu mirada inocente.
Pareces detenerte ante mí,
Con cierto temor, mezclado con confianza.
Te observo con indiferencia, pienso en ti.
Y me pregunto en silencio dónde quedó mi esperanza.
Qué ilógico, absurdo, irónico y paradójico! verdad?
De víctima paso a ser la jueza sin juicio
Que te dicta sentencia, presunto inocente.
Condenándote por ser mi peor vicio.
Al final, mi veredicto no es muy creíble:
Y es que he acabado por condenarme a mí misma
Al comprender que te amo aunque seas imposible...
Mi razón dice que no eres culpable,
Mi corazón grita que no eres responsable.
Todo indica que eres presuntamente inocente.
Un ingenuo principe acusado de delincuente.
Pero entonces... quién es el causante?
El asesino que mató un pobre sueño soñador...
Si no eres tú, con tu perfil del codiciado amante...
Entonces, quién más pudo darle vida a este amor?
No me digas nada, no te declares presunto inocente;
No te atrevas a juzgar la cordura de esta desquiciada locura demente.
Te aconsejo que no intentes ni por un segundo
Convencerme con tu mirada naturalmente angelical,
Pues sólo conseguirás que se entere todo el mundo
Que eres un rompecorazones natural...
"Presunto Inocente"... repito en un suspiro...
Tu figura se pierde en la tarde gris
Mi voz en silencio grita tu nombre;
Suplica entre sollozos que no te vayas de aquí...
Indirectas de amor, son pruebas contundentes
Que en mi defensa presento en tu contra
Pero ningún decreto prohíbe las palabras ocurrentes
Que en su inocencia llegan a herirme profundamente
Por la abrupta presencia de los celos vehementes
Muy bien, luego de un análisis detallado
De esta penosa situación, sinceramente...
Debo aceptar que la Corte Suprema de Amor
Te declara a ti, príncipe de fuego, Presunto Inocente...
Libre de todo cargo, acusándome a mí, injustamente...
Condenándome a continuar amándote en silencio, eternamente...
Se dejan ver tu sonrisa perfecta,
Tu cuerpo magistral, y tu mirada inocente.
Pareces detenerte ante mí,
Con cierto temor, mezclado con confianza.
Te observo con indiferencia, pienso en ti.
Y me pregunto en silencio dónde quedó mi esperanza.
Qué ilógico, absurdo, irónico y paradójico! verdad?
De víctima paso a ser la jueza sin juicio
Que te dicta sentencia, presunto inocente.
Condenándote por ser mi peor vicio.
Al final, mi veredicto no es muy creíble:
Y es que he acabado por condenarme a mí misma
Al comprender que te amo aunque seas imposible...
Mi razón dice que no eres culpable,
Mi corazón grita que no eres responsable.
Todo indica que eres presuntamente inocente.
Un ingenuo principe acusado de delincuente.
Pero entonces... quién es el causante?
El asesino que mató un pobre sueño soñador...
Si no eres tú, con tu perfil del codiciado amante...
Entonces, quién más pudo darle vida a este amor?
No me digas nada, no te declares presunto inocente;
No te atrevas a juzgar la cordura de esta desquiciada locura demente.
Te aconsejo que no intentes ni por un segundo
Convencerme con tu mirada naturalmente angelical,
Pues sólo conseguirás que se entere todo el mundo
Que eres un rompecorazones natural...
"Presunto Inocente"... repito en un suspiro...
Tu figura se pierde en la tarde gris
Mi voz en silencio grita tu nombre;
Suplica entre sollozos que no te vayas de aquí...
Indirectas de amor, son pruebas contundentes
Que en mi defensa presento en tu contra
Pero ningún decreto prohíbe las palabras ocurrentes
Que en su inocencia llegan a herirme profundamente
Por la abrupta presencia de los celos vehementes
Muy bien, luego de un análisis detallado
De esta penosa situación, sinceramente...
Debo aceptar que la Corte Suprema de Amor
Te declara a ti, príncipe de fuego, Presunto Inocente...
Libre de todo cargo, acusándome a mí, injustamente...
Condenándome a continuar amándote en silencio, eternamente...
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