Me cuesta escribirles en estos momentos, ahora que los vicios se han apoderado de mi... Es el único instante en que mis pensamientos están un poco más lúcidos y pueden expresarse libremente a través de esta carta. Siento que ya no puedo escapar de los fantasmas. Jamás recibí el apoyo que esperaba de ustedes, porque estaban muy ocupados con su trabajo. Tuve que ocuparme de mis hermanos que eran muy pequeños y aún lo son... Pero ellos no quisiera hacer lo que estoy a punto de hacer, pero es que ya no puedo seguir soportando esta situación... Estoy cansada de as peleas entre ustedes, los golpes, los gritos, la falta de comprensión... Entiendo que huir es de cobardes, pero jamás aprendí a tener el valor para enfrentarlos y pedirles un poquito tan sólo un poquito de su cariño. No quiero que mis hermanos sigan mi camino hacia la droga, el alcohol y el tabaco; por eso espero que mi huída les haga comprender que ellos son unos niños a penas y necesitan de toda su atención y amor, por encima de todas las cosas, porque sé que tarde o temprano acabarán como yo, dependiendo de pastillas, viviendo de los vicios para sentir que existen... o peor aún, es probable que ellos cometan el mismo error que yo cometí a sus espaldas, o mejor dicho, un error que ni aún queriendo hacérselo saber, no lo hubiese logrado. Le pido a Dios que me perdone, y a ustedes que me recuerden si es necesario, para que protejan a esa criaturas, como la bestia que desfiguró a una compañera porque ella tenía todo lo que yo nunca voy a tener: el amor y la comprensiónde sus padres... De ella sólo sé que está en estado de coma, luchando por su vida, gracias a la golpiza que mis "amigas" y yo le dimos a la salida del colegio. Sé que esa familia está destruída por mi culpa, y también sé que muchos van a criticarme hasta no poder más, sin embargo no me importa, si es que así la sociedad en la que un día me tocó vivir abra los ojos, deje de juzgar porque somos pobres, de marginar porque somos drogatictos, y empiece a ayudar a quienes pedimos a gritos un límite!! Mamá: lamento mucho que tengas que leer estas palabras, pero quizás esto te haga ver que no sólo la vida de quien dice ser mi padre importa, que su compañía no vale... Me imagino que estarás llorando desconsolada, dejando que tus lágrimas mojen este trozo de papel... pero no te preocupes, porque allí a tu lado seguramente estará papá, supongo, si es que no está en la cantina... si está seguro debe protestar porque la rebelde de su hija se escapó de casa, culpándote a ti de todas mis desgracias, mientras que mis hermosos pequeñines estarán encerrados en esa habitación que tantas veces fue nuestro refugio ante la furia de ese hombre que tienes a tu lado, que amas tan penosamente. Hoy sólo le pido a Dios que me deje pagar por los pecados cometidos, y que no se olvide de mí... Sé que no es excusa la falta de comprensión y apoyo por parte de la escuela a la que asistía... nada es excusa para justificar que esté atrapada por los malditos vicios inmundos... mas quisiera que adviertan la verdad de que yo nunca les pedí nacer ni mucho menos lo hicieron esos angelitos que ahora están sufriendo tanto. Y si algún día, papá decide marcharse, no corras a suplicarle que no se vaya y que no te deje, porque más te necesitan tus hijos, que tu marido. Perdoname, mamá... Y a ti, papá: Tal vez si dejaras de prestarle atención a la bebida y compraras el alimento para mis hermanos, sería mejor y evitarías que hagan lo que yo estoy haciendo en mi cobardía... Si ya no la amas a mi mamá, vete de la casa, si los niños te cansan, no los golpees, vete lejos de ellos, busca ayuda o simplemente aléjate de sus vidas, ya no dañes más a nadie... es lo único que te pido, por el amor por ser el hombre que me dio la vida... Te ruego papá, que dejes de tomar, que apoyes a mi mamá, que no la golpees, que la respetes, y por sobre todas las cosas, que cuides a mis hermanos, ahora que yo no voy a estar... A ustedes, hermanitos: quiero decírles que por más que estén asustados, nunca hagan lo que yo estoy haciendo... Les aseguro que la niñez es una etapa hermosa, y la adolescencia es emocionante, aunque es un poco difícil y se necesita mucho apoyo porque en esta instancia es cuando una persona decide el camino a seguir... Somos niños y adultos al mismo tiempo... El mundo cambia totalmente pero creo que es uno de los momentos más bellos, porque cuando se aprende cuando se debe aprender, es muy divertido ser adolescente, más aún a mis deciséis años, sin embargo, el tomar las decisiones incorrectas, hace que todo sea oscuro, aburrido, triste, dosolador... Por eso les pido que sean valientes y muy inteligentes... No sean adictos a ningún vicio, para atraer la atención de alguien, ni tampoco para no ser marginados por el grupo de amigos, no cometan locuras para ser aceptados por el resto de la sociedad... sólo sean personas de bien, para que todos aquellos que los señalen lo hagan para hablar maravillas de ustedes. Hoy, me encuentro a orilas de una calle de tierra, con la mente llena de recuerdos, el corazón colmado de dolor y bronca... tal vez rencor, aunque para ser sincera, lo que más siento, es lástima de mí misma, porque soy otra adolescente más que se refugia en los "amigos", esos que me llevaron a destruir mi vida, convirtiéndome en prófuga de la justicia por cometer tantos delitos aberrantes, sin perdon alguno... buscando alguna salida a mis problemas, pido a gritos, también yo que alguien me escuche y me enseñe cómo huir de esta perdición, pero soy una de los tantos jovenes que ahogan su voz en la sorda crítica de los demás... Mamá, papá, hermanitos: antes de despedirme de ustedes, quiero hacerles saber que ser adolescente hoy por hoy, no es tarea fácil, la pudrición está a pedir de boca, esas malditas tentaciones a las que yo no pude resistirme... Que estúpida fui! Y yo me burlaba de aquella que no quiso seguir mis pasos? Pensar que la taché de muchas cosas, de tonta, de idiota, de cobarde... pero todo eso soy yo, por no usar la cabeza y ver que cada paso que hacía estaba dirigido justamente a este infierno de vivir sin vivir... No culpo a nadie de mi error, pero si, les aseguro que todo esto hubiese podido evitarse, si al menos un adulto hubiese oído mis súplicas... ruegos que tantos jóvenes hacemos, pero sin ser tenidos en cuenta precisamente porque somos "jovenes" no sabemos lo que hacemos, y es por eso que necesitamos un modelo a seguir que nos marque los límites, que nos ponga reglas inquebrantables para hacernos seres humanos y no bestias humanas como lo que soy yo en este momento... Perdónenme ustedes, y también perdóname tú, hijo mío por no darte el derecho a vivir, pero si bien sé que estoy pecando por llevarte a un mundo mejor conmigo, prefiero que mueras antes de nacer, y no que vivas para morir en una balacera, por una intoxicacion o por la simple delincuencia de ignorantes como yo que matan por placer bajo los efectos de algún estimulante. Perdónenme, por favor, y recuerden mis palabras... Sé que mi cuerpo no será uno más en el montón que amanece en algún barranco, en algún descampado... desangrado por la ira, destrozado por los errores, marcado por la tristeza, condenado por no pensar que lo que en realidad me causaba gracia, era justamente lo que salvaría mi vida y la de mi hijo... Adiós, mamá, papá, hermanos... Inmunda sociedad que no supiste escucharme jamás...
Adiós...
Nota: Esta carta nació hace muchos años atrás, a raíz de un informe escalofriante, una verdad que degraciadamente estamos viviendo no sólo en la Argentina, sino en cada rincón de este mundo. Lo escribí siendo adolescente, viendo a mi alrededor las cosas que sucedían, preguntándome: ¿Cuándo la sociedad en general, sin puestos políticos, ni profesiones, ni dinero, sólo la sociedad de seres humanos que habita esta tierra se detendrá un segundo a buscar la solución a los problemas, en lugar de juzgar a las víctimas de estos vicios? Y la respuesta aún no llega...
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