Lágrimas saladas, que caen de mis ojos marchitos de tanto llorarte en secreto, desde la penumbra de este bar de penas, ahogándose en una copa de recuerdos perdidos... Sentada en la soledad melancólica de una noche en un bar cualquiera, perdiendo la mirada en un punto fijo en el que pasan mil cosas, como una película sin color, como una sucesión de hechos ajenos a mí, pero que en realidad afectan directamente a mi corazón herido, que se desangra en un suspiro que susurra tu nombre en silencio... Lágrimas grises en un bar de otoño... la noche luce su vestido reluciente color melancolía, los celos desde la otra punta del bar, me invitan una copa... y no voy a negarte, que en un principio me resistí a aceptarlos, pero luego pensé... yo a ti, no te debo fidelidad, si tú eres de otra mujer... para qué seguir conservando intactos mis besos como si alguna vez fueras a regresar para dárselos a tu boca... Finalmente acepto la invitación, después de todo, no te sería infiel si prefiero regalarle mis caricias al olvido, seducirlo hasta convencerlo que me regale su alma, sólo para olvidarte a ti... Lágrimas en un bar cualquiera... una copa de ilusiones que le da relieve a esta mesa plana como mis pensamientos arrollados por la devastadora realidad, el silencio canta un viejo blues, la nostalgia se pasea de un lado para el otro esperando a su fiel amante, el desquicio... Una noche más ahogando mi desolación, alimentando mi desesperanza, llorando lágrimas grises en un bar de paso, escribiendo en una servilleta las palabras que se le escapan a mi tristeza, que danza al compaz de la melodía de aquella canción de amor que escribieron tus indirectas, de las que tan ilusamente me creí la dueña... Sin darme cuenta que al final, ese reflejo fantasma del espejo dice la verdad: tú nunca te fijarás en mi, porque no soy bonita, ni tengo la habilidad de robarte la atención como lo hizo ella, no soy hechicera para atrapar tus sentimientos, para hipnotizar tus sentidos... No soy la mujer ideal para un hombre como tú, no soy una princesa para un príncipe, pero si soy una poeta de hielo, que llora lágrimas grises en un bar por amarte sin encontrar un límite ni en la mismísima distancia...
Gran uso de la palabra, Si Señor!! me has hecho sentarme frente a ti en ese local a mirarte sin que te des cuenta mientras sientes todos esos sentimientos, te observo en silencio, con la mirada perdida, preguntándote a ti misma porque en el suelo hay una mancha que nunca salta, justo antes de preguntarte porque esa colilla la abandonaron medio apagada....
ResponderBorrarps.- Sabes dibujar con palabras
muchas gracias!
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