Jugando con las hojas de este eterno otoño que le ha robado el color a tu mirada para teñir la penosa desnudez de los árboles congelados de mi jardín de hielo... Sentada en un rincón, observo los remolinos que se forman como si armaran un ballet de danza, siguiendo el ritmo constante de un viento suave que silba bajito... Ante mis ojos, cae una vieja fotografía, que en algún momento había guardado en este viejo libro, junto a una rosa marchita, testigo de este amor ya conocido... La tomo entre mis manos, con delicadeza, temiendo que se desarme entre mis dedos como lo hizo mi corazón entre los tuyos aquella tarde de abril en la que comprendí que tú nunca serías para mí... Observo esos ojos de miel, que bonito atardecer se esconde en ellos, esos labios de rubí algún día pudieron ser míos, mas el destino aparentemente no quiso eso; sonrío inconciente, recuerdo con cierto esfuerzo tu nombre grabado en un lugarcito lejano de mi memoria entristecida, golpeada por el lerdo correr del tiempo... Mira si será irónica la vida... en esta tardecita de eterno otoño, me hace ver que todo a mi alrededor lleva el color de tus ojos impregnado en la piel, el aire se perfuma del aroma de tu cuerpo, el cielo refleja en el sol dorado la belleza de tu sonrisa ingénua, la soledad se sienta a mi lado y me brinda el calor que me regaló aquel último abrazo... Una tras otra caen las gotitas de lluvia, hasta que la tormenta es intensamente agresiva conmigo, recordándome ese llanto desmedido con el que lloré tu partida... El orgullo me impidió volver a refugiarme en tus brazos por última vez, por temor a que descubrieras lo que sentía en ese momento y ya ves... Todo acabó mal de una u otra manera... que triste verdad? es muy amargo y desgarrador saber que tengo que olvidarte porque si no lo hago, terminaré peor de lo que ahora estoy... La tarde de este otoño, de este abril nostálgico, se ha apoderado del color de esos ojitos que una vez supieron ser mi mayor anhelo, mi más grande afán... y que ahora no representan más que la pena tan grande que me hiere el alma y que arduamente cicatrizará cuando las estrellas dejen de brillar...
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