Yo no sé por qué siempre que mi inspiración se hace presente en mi vida, trae tu nombre y apellido a cuestas... mientras que yo, en silencio, intento resistirme, pero sé que no puedo hacer nada para pelear contra este sentimiento que me hace sentir que la suavidad de las nubes se desvanece en mis manos, como tu piel cuando desaparece tu recuerdo... Y finalmente si tú no vuelves de todas maneras tengo algo que te pertenece: tu sombra que deambula por los rincones colmados de penumbra de este palacio de cristal, aún tu perfume se siente al acercarme al ramo de rosas marchitas que quise regalarte aquella noche, antes de tu partida, mirando tus ojos por última vez...
Sé que al verte partir, juré con lágrimas en los ojos no volver a pensar en ti, ni aún en mis más remotos sueños, ni aún cuando mi hoja se encuentre pálida, sin vida... Sé que al verte partir juré dejar de amarte, olvidarte así tuviera que echar al fuego lento el pasado tan bello que dejaste marcado en mi vida, debo aceptar que esta tarde de tormenta y enojo, despecho y recuerdos a flor de piel... te he vuelto a escribir, he vuelto a pensar en ti, y en aquella noche en la que tus labios estuvieron tan cerca de los míos, mas por cobarde no quise besarlos...
Y si te escribo no es para nada más que para decirte que.... si tú no vuelves los mares no se convertirán en desiertos, pues mis lágrimas se encargarán de que eso no pase, y los desiertos no desaparecerán nunca, porque mis penas los poblarán de áridas esperanzas perdidas...
Te aseguro que no moriré por tu ausencia, así que puedes quedarte tranquilo, por lo contrario, desfalleceré en la dulce espera de volver a estrecharte entre mis brazos... Si tú no vuelves no creas que el sol dejará de salir, pues él mismo me ha prometido brillar en lo alto del cielo para guiarte hasta mí durante el día, si algúna vez piensas en regresar... Y por la luna, ni te preocupes, porque ella hará lo mismo que el sol, aunque diga que es por mí, sé que lo hará por ella, porque tiene dos opciones: esconderse por el resto de sus días tras las sierras cordobesas o iluminar el cielo de terciopelo para que tu sendero no se vea tan oscuro y tenebroso... aunque la noche sea fría y profunda, nada importa ya... si yo supiera que al menos así me corresponderás, sería capaz de atravesar los volcanes en erupción de pasiones, o nadar los mares enbravecidos una madrugada de tormenta, cuando las olas asechen con fuerza y furia la tranquilidad de una isla complice de mil secretos, borrando de sus arenas las huellas de millones de pisadas que deambulan susurrando un suspiro prisionero de un pensamiento o hasta quizás de un sentir...
Si tú no vuelves, no importa... Aquí nada va a cambiar, todo seguirá igual, el eco de tu voz, seguirá despertándome cada mañana, cuando el alba asome su belleza detrás del horizonte gris, teñido con la frialdad de un llanto helado... si tú no vuelves, este amor no se morirá, por lo contrario seguirá alimentándose de esos anhelos frágiles que todavía creen que tú puedes amarme... Si tú no vuelves, no habrán grandes modificaciones en esta vida sin color, no te preocupes por mí... si tu intención no es regresar a buscar tu aliento que quedó besándo mis labios, tu mirada que permanece observándome sigilosa, tu perfume que aún embriaga mis sentidos, tu voz que aún me susurra las canciones de amor que ayer supiste cantarle a la nada, tus caricias que quedaron impregnadas en el aire que cada noche entra por mi ventana y muere en mis mejillas... está bien, no te preocupes, que están en buenas manos, quedarán guardados en mi corazón, y mi alma será su eterna guardiana, aunque esté hecha pedazos, intentará cuidar ese bello recuerdo que vive en mí, contra vientos y mareas... Si tú no vuelves, no dejaré de ser una poeta de hielo... pues si tú no vuelves seré la misma, pero muerta en vida...
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