Pero ya no tiene sentido querer regresar en el tiempo y no cometer el error de gritarte a los cuatro vientos que te amo desmedidamente, tú ya sabes lo que me provocas, ya me gané tu desprecio a cambio de devolverte tu amistad.
Odiame si quieres, vete de mi vida para siempre, insúltame todo lo que quieras, dime las palabras más hirientes que en este momento se crucen por tu cabeza... Haz lo que quieras con mi corazón, de todas maneras no podré dejar de amarte nunca porque eres mi único amor...
Después de todo nada de lo que hagas podrá acabar con este sentimiento, que aún escondido en el misterio, seguirá viviendo, alimentándose de ilusiones rotas, de sueños perdidos... Ya no queda nada por hacer con este amor inmortal que sigue creciendo, aunque ya casi sin fuerzas, aún mantiene viva una frágil esperanza de volver a verte y renacer vigoroso no sólo en mi alma, sino también en tu interior... Yo sé muy bien que eso no pasará, pero el amor que siento por ti, piensa así... y tú bien sabes lo autoritario que es ese sentir; por lo tanto no puedo decirle nada o me hará volver a sufrir...
Ay Cupido, Cupido... A caso no tenías otra cosa que hacer? Pregunto por curiosidad, pues me está comiendo las ganas de saber por qué razón tuviste que clavarme una flecha con su nombre?? Y no me digas que fue accidente, porque no te creo.
Te amaré aunque me odies con cada pluma de tu cuerpo, ruiseñor... te amaré, aunque me desprecies con cada nota de tu dulce cantar, te amaré porque este amor es inmortal y por lo tanto no morirá jamás... A pesar de que mis labios puedan decir que al fin te logré olvidar, es justo que sepas ahora que en ese entonces creeré que la luna es una gran esfera de cristal, que los copos de nieve que cubren mi jardín son gotitas de mar... Es justo que sepas ahora que la cordura me vino a visitar que en el preciso instante en que te diga que no te amo más, será la mentira más grande que se pudo inventar... Sabes por que? Porque este amor es inmortal...
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