Cada que mis ojos te miran, mi corazón se acelera, aunque me digan que mi alma no debe pertenecerte porque es algo sagrado que sólo me pertenece a mí, no puedo evitar quererte, no quiero dejar de observarte desde las sombras del silencio, fingiendo indiferencia,
haciéndote caer en el juego de que
jamás te querré cuando en realidad
no hago más que vivir por ti...